Sobre la lectura, llama la atención la profundidad que se logra en tanto es un ejemplo de cómo relacionar los medios, las etapas históricas, pero llegando a encontrar aspectos trascendentales. La generación de los medios masivos se caracterizó por ser pasiva, receptiva y asombrada ante el hecho de ver y/o escuchar imágenes y/o voces. Sobre esa pasividad organizó la vida una generación completa, “sentarse” a ver la TV, sentarnos a leer el periódico. nuestros padres y abuelos nos relatan esas jornadas cuando todos se reunían a escuchar radio novelas. Ahora en este periodo donde la tecnología permite la interacción, una generación producto de la reconfiguración del hogar y el núcleo familiar como centro, como punto de referencia, encuentra en las TIC los medios para articularse.
Me parece pertinente preguntarse lo que sucede fuera de la escuela. Escucha uno que las instituciones educativas entran en una lucha por el tema de los dispositivos tecnológicos y como ha sido su lógica se prohíbe, se controla, se castiga su uso. ¿Es esa la salida?.
Me interesa mucho esa relación que los jóvenes sienten con los dispositivos, es “su” celular, “su” computador, en donde desarrolla diversos y gran cantidad de sus procesos de vida. Es un territorio. Es un mensaje propios de “el problema es nuestro” no de ellos. Simplemente viven en la tecnología y lo disfrutan, los riesgos los asumen y los conocen o conocerán. Ante ello, ¿somos nosotros quienes nos estamos acercando y pretendemos “doctrinar” sobre el tema, lo suficientemente atrevidos para determinar los riesgos que atañe el uso o abuso de estos sistemas de comunicación? Cuan interesante dar herramientas para dicha reflexión, pero no pasar un extremo, no tratar de atravesar una dimensión que apenas estamos conociendo.
Me interesa mucho esa relación que los jóvenes sienten con los dispositivos, es “su” celular, “su” computador, en donde desarrolla diversos y gran cantidad de sus procesos de vida. Es un territorio. Es un mensaje propios de “el problema es nuestro” no de ellos. Simplemente viven en la tecnología y lo disfrutan, los riesgos los asumen y los conocen o conocerán. Ante ello, ¿somos nosotros quienes nos estamos acercando y pretendemos “doctrinar” sobre el tema, lo suficientemente atrevidos para determinar los riesgos que atañe el uso o abuso de estos sistemas de comunicación? Cuan interesante dar herramientas para dicha reflexión, pero no pasar un extremo, no tratar de atravesar una dimensión que apenas estamos conociendo.
Enlaces de algunos autores presentados en la conferencia
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